martes, 27 de mayo de 2008

León abatido y rendido


Al final se consumió, la poca vida que le quedaba a un felino que se desvanecía, la poca luz que desprendía una luz medio apagada, avivada su pequeña llama por el aliento de un pueblo que se negaba a vivir esta realidad. Finalmente se apagó, ni tan siquiera el leve humo desprendido en el aire hace recordar algo grande, tan sólo la sombra de un fracaso. El león rampante del escudo zaragocista yace inerte en el suelo abatido por una mala gestión

Un león sin uñas ni colmillos y mal entrenado no puede sobrevivir en la jungla, ni mucho menos coronarse como rey. Esto le ha pasado al Real Zaragoza, incapaz de sacar algo positivo fuera de su jaula donde era devorado por sus adversarios sin piedad. A pesar de todo, mantuvieron las esperanzas hasta el último instante, hasta que al aficionado se le atragantó el último hilo de voz. Un seguidor al que se le hizo la boca agua a principio de temporada, sueños de Europa, promesas de estrellas; y al final, agua de borrajas.

Uno de los mejores equipos de la historia del club, en el papel, ha significado el mayor fracaso de sus 75 años de vida. Curiosamente el último descenso se produjo cuando se celebraron los 25 años del Zaragoza en la elite del fútbol español. Está claro que al equipo maño le sientan mal las celebraciones.


Ahora toca el cambio por urgencia, necesidad y porque no puede estar en segunda. Porque el león no es un animal acuático y la segunda división resulta ser un mar en el que está sumergido, en el que se ahoga económica y deportivamente.

¿Y la afición? Lo único destacable de este muerto son las gradas llenas en cada partido como local cuando todavía no estaba todo perdido, los multitudinarios desplazamientos para arropar a un equipo enfermo. Y al final, tanta ilusión y tanta pasión convertida en un drama bañado por las lágrimas de los seguidores en la última jornada. La desilusión convertida en bronca en el aeropuerto de Mallorca y en el de Zaragoza contra un equipo que no supo mantener la presión, sanar sus heridas y reponerse.

Un añito en el infierno, un añito para reflexionar y poder hacer las cosas bien. Pero eso sí, sólo un año, un nuevo fracaso traspasaría los límites de la tragedia.

P. DE TOMÁS

lunes, 19 de mayo de 2008

Un minuto contra la barbarie

UN MINUTO CONTRA LA BARBARIE

La pasada semana ETA volvió a ocupar las primeras planas de los diarios españoles por su intento de masacre al estallar un coche bomba en un cuartel de la Guardia Civil donde dormían una veintena de personas, familiares, mujeres y niños de los agentes destinados en la localidad alavesa de Legutiano. La suerte hizo que la desgracia sólo alcanzara a un Guardia Civil, los demás vieron su sueño interrumpido por una pesadilla.

Al día siguiente, la mayoría de las instituciones españolas salieron a la calle para homenajear al fallecido y censurar la matanza con un minuto del más absoluto silencio. Un minuto de reflexión, un minuto para recuperar el silencio de aquella noche, antes de que fuera interrumpido por la explosión, un minuto en el que, por un instante, el fallecido volvió a cobrar vida en la mente de todos los que salieron a la calle a silenciar el ruido de tanta violencia y destrucción.

Un silencio que grita "¡Basta ya!", que clama por la paz entre todos los pueblos, que llama al diálogo y no a la violencia y al miedo que utiliza la banda terrorista. Con sangre no se pueden firmar acuerdos, con sangre no se compra la independencia ni ningún ideal.



Al final de los 60 segundos un aplauso devuelve a la rutina a todos los que se habían concentrado en este pequeño homenaje. Todos saben que han hecho lo mejor que podían hacer: contestar con silencio ante el ruido de las bombas y un profundo aplauso para el que perdió la vida en esa oscura noche de mayo que nadie querrá recordar.
P. DE TOMÁS